Un Chile en movimiento y sustentable

El ser humano ha necesitado moverse de un lugar a otro desde el inicio de los tiempos. Para ello, hemos usado nuestras habilidades y destrezas, adiestrado/domesticado animales y se han desarrollado máquinas para facilitar nuestra movilidad.

Con el paso de las décadas y siglos, se han modificado los medios de transporte y adaptado según las necesidades y avances de cada época. Incluso en la historia más reciente, se añaden factores políticos y ecológicos en esta adaptación, lo que demuestra la necesidad de impulsar alternativas que sean más sustentables con el medio ambiente y, de esta manera, contribuir no tan solo en la comodidad y eficiencia, sino que también a disminuir el impacto negativo en la sociedad y nuestro ecosistema.

El transporte en Latinoamérica

Las ciudades latinoamericanas se encuentran en un punto medio respecto al uso diario de este servicio, pero ¿qué significa esto?

De acuerdo al índice de movilidad urbana del año 2017, se evaluaron distintos parámetros del transporte público en 84 ciudades del mundo. En una escala del 0 al 100 la valoración promedio fue de 43.9 puntos, lo que quiere decir que puntajes mayores a esa media, indican un mayor uso del transporte y a la vez un mejor servicio.

Dentro de los países sudamericanos, sorprendentemente Santiago lidera esta lista con un puntaje de 47.1, siguiéndole Bogotá con 46.3 y Sao Paulo con 45.7. Sin embargo, es necesario enfatizar que este estudio no contempló la calidad del transporte; y en el caso contrario, Santiago estaría lejos de liderar esta lista.

¿Y en el caso de Chile?

En nuestro país se ha registrado que los viajes diarios en transporte público (buses, metro y taxicolectivos) tienen una mayor demanda y uso en comparación con el transporte privado (autos particulares).

Lo anterior se considera una ventaja, puesto que se desplazan una mayor cantidad de pasajeros por viaje, lo cual implica que a la vez se usen menos autos particulares y así la ciudad no esté tan congestionada con vehículos (Img. 1). No obstante, la tasa de motorización −relación que existe entre el número de vehículos y la población total− era de 1 auto por cada 3.7 habitantes al momento de desarrollarse este estudio.

Y si bien es una cifra muy inferior con respecto a países como Estados Unidos, esta relación cada vez se hace menor, ya que en Chile la venta de autos ha aumentado paulatinamente cada año. Pese a la pandemia, el número de automóviles particulares se incrementó considerablemente y se espera que este 2021 la tónica sea similar.

Se teme que este incremento reduzca de forma permanente el número de usuarios en el transporte público, generando consecuencias en el equilibrio financiero y nuestro medio ambiente.

Imagen 1. “Razón de viajes entre Transporte Privado y Transporte Público en Ciudades de Chile”, SECTRA.

Una problemática que va más allá

En relación al impacto medioambiental, nos interesa que se reduzcan las emisiones de CO2, ya que este gas es uno de los principales responsables del calentamiento global.

En el caso de los medios de transporte motorizado, se estima que las emisiones de CO2 por pasajero-kilómetro (km) son menores que en el transporte público, siempre y cuando estos sean usados en su máxima capacidad (cuatro pasajeros por vehículo). Sin embargo, casi todos los días se utiliza el transporte público en su capacidad máxima, sobre todo los días laborales ya que el flujo de gente es mucho mayor (Img. 2).

Imagen 2. “Emisiones de CO2 por Pasajero-Km para modos motorizados”, GIZ.

¿Qué nos depara el futuro?

Para mejorar el panorama en nuestro país, es necesario fomentar el uso del transporte público con la intención de descongestionar las ciudades. Esto se puede lograr implementando medidas que se dirijan a beneficiar al usuario del transporte público, como reducir el costo del pasaje, aumentar la frecuencia de buses, trenes y metro o mejorar su infraestructura.

A la vez, deben idearse planes de movilidad con un enfoque sostenible que se adapten a la realidad actual, tanto política como medioambientalmente. Si bien se ha apuntado a eso, estas directrices no han sido suficientes, pues requieren más apoyo, atención y propuesta en beneficio del usuario por parte de las entidades responsables como el ministerio de transporte y empresas.

Por suerte, existen localidades y territorios en donde se están desarrollando e implementando distintos planes de movilidad que contemplan un enfoque más cercano a la sustentabilidad, buena gobernanza y enfoque de cambio, como por ejemplo:

  1. • Valdivia Capital Sostenible – Plan de Acción.
  2. • Plan Integral de Movilidad 2019-2029.
  3. • Plan Local de Cambio Climático Temuco.
  4. • Plan de Desarrollo Comunal de Valparaíso 2019-2030.
  5. • Planes Maestros de Transporte o Planes de Sistemas de Transporte Urbano (16 capitales regionales).

Mientras que también contamos con otros proyectos de transportes que se rigen por las políticas y estrategias en movilidad de nuestro país, como:

  1. • Estrategia Nacional de Electromovilidad (2018).
  2. • Estrategia de Ciudad Inteligente para el Transporte Chile 2020 (2014).
  3. • Problemas de la Movilidad Urbana: Estrategias y Medidas para su Mitigación (2014).

En síntesis, lo anterior nos deja en claro que, si se quieren mejorar las políticas de transporte y el enfoque sostenible del país, es necesario enfatizar esta visión, inyectando e invirtiendo los recursos monetarios que sean necesarios para así mejorar el transporte público en beneficio de las personas y nuestro medio ambiente.