¿Por qué interesarnos en las energías renovables?

La respuesta es simple: por nuestro futuro. Y porque la importancia de contar con este tipo de energías en nuestra sociedad radica en el impacto medioambiental, pues generan menos desechos contaminantes.

¿Qué son?

Se consideran como energías renovables a todas aquellas fuentes de energía -valga la redundancia- que se obtienen a partir de la naturaleza y que se pueden considerar virtualmente como inagotables dada su gran cantidad o velocidad con la que se renuevan de forma natural. Entre ellas encontramos fuentes como la energía solar, eólica, mareomotriz, hidroeléctrica o geotérmica.

Gracias a su gran potencial, podemos paliar el avance de zonas de sacrificio, a las que no somos ajenos en nuestro país.

Diferencia entre energías renovables y sustentables

A pesar del amplio abanico en las que se clasifican, resulta prudente decir que se pueden apreciar diferencias entre lo “renovable” y lo “sustentable”.

Un ejemplo de esto son las centrales hidroeléctricas. Si bien son un sistema de energía renovable, este implica daños a gran escala en el ecosistema, pues para la producción de energía eléctrica se inundan grandes extensiones de terreno, devastando la flora y fauna del lugar debido al crecimiento del nivel de las aguas en la zona.

Esta es una de las demostraciones más agresivas de modificación del entorno por el hombre para la producción de energía, pero no es la única: sistemas propios de la energía eólica o la energía solar ocupan a su vez terrenos para colocar instalaciones de gran envergadura.

Ahora, cuando queremos hablar de un sistema de energías sustentables, debemos ir más allá.

Es necesario pensar en que las energías que utilizamos sean renovables, pero a la vez conscientes con el medioambiente. El objetivo no es convertirse en invasores de la naturaleza. Por ello, es importante el aporte que se puede hacer al contar con hogares con capacidad de producir energía o que la gran industria invierta en producir sus propios sistemas de energía con visión sustentable, pues depender de un único sistema de red eléctrica para el país lleva a la sobredemanda energética.

El futuro

Son variadas las apuestas por alcanzar el equilibrio entre lo renovable y lo sustentable. Por suerte, la comunidad científica no descansa -ni siquiera en tiempos de pandemia- y sigue pensando en grande.

Por eso, son numerosos y variados los estudios que ponen a prueba la estrecha relación que existe entre nuestro cerebro y el intestino.

Tanto así, que se espera que para el 2025 entre en funcionamiento el proyecto más ambicioso hasta ahora: ITER -por sus siglas en inglés, Reactor Termonuclear Experimental Internacional-. Este tokamak tiene por delante la titánica tarea de obtener energía limpia e ilimitada mediante la generación de “plasma supercaliente” a través de fusión nuclear y con muy poca radiactividad.

De salir todo bien, podría instalar una nueva era para las grandes industrias y centrales eléctricas sin que estas requieran de la explotación petrolera o carbonífera, que son consideradas como las principales causantes del calentamiento global.