Si bien el cambio climático es un fenómeno a nivel global, es necesario que hagamos un análisis más profundo a la realidad de localidades específicas.
La atención de la comunidad científica internacional se enfoca en el aumento de la concentración de gases contaminantes que suben las temperaturas por la retención del calor.
Cabe añadir que, dentro de los efectos producidos por este fenómeno, el más grave de todos es el desequilibrio de los ecosistemas terrestres.
Según un informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, se concluye que humedales, arrecifes, atolones, manglares, praderas, bosques tropicales y boreales, y ecosistemas con inclusión del permafrost, figuran dentro de los sistemas naturales potencialmente vulnerables al cambio climático debido a su escasa capacidad de adaptación.
Pero ¿qué son los humedales? Básicamente son ecosistemas acuáticos que nos aportan importantes elementos para la vida y tienen como principales características ser sumideros de gases de efecto invernadero y ser el hábitat de peces, crustáceos, aves migratorias, entre otros.
En Chile somos excepcionalmente diversos en estos ambientes, donde los podemos encontrar a lo largo de toda la costa, como estuarios, lagunas costeras o marismas; a lo largo de la Cordillera de los Andes, como salares, lagunas salobres, bofedales, vegas, ríos, lagos y lagunas; o hacia el sur del país donde es posible reconocer los humedales de turberas.
Para cuidarlos, existe la llamada Filosofía de la Convención que gira en torno a un uso racional de los humedales el cual se define como el mantenimiento de sus características ecológicas por enfoques para ecosistemas.
Tiene por finalidad conservar y utilizar de forma sostenible los humedales por todos los beneficios que traen a la humanidad y también a la naturaleza misma.
Sin embargo, presentar estos mecanismos no está exento de consecuencias, ya que los ecosistemas de los humedales, constituidos principalmente por especies nativas y/o endémicas de la zona, son sumamente frágiles y se pueden ver afectadas por el aumento del nivel del mar, las sequías, la invasión antropogénica y el constante desequilibrio en la calidad del agua por la exposición a fuentes de agua potable, lo que llevaría consigo a una pérdida de esta riqueza natural y afectaría gravemente los mecanismos de atenuación que poseen.
Nuestro país está suscrito en la Convención sobre los Humedales –o Convención de Ramsar– y la promulgó como Ley de la República mediante un Decreto Supremo en el año 1981. Desde entonces, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) se ha preocupado de proteger tener los humedales del país, en particular por aquellos presentes en el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado. .
Además, a principios de este año, se aprobó la Ley de Humedales Urbanos, permitiéndonos tener más herramientas para ayudar a proteger del avance humano muchos sitios de importancia vital para la mantención de nuestra propia flora y fauna y que incluso nos puedes ayudar a nosotros a resistir los cambios del calentamiento global.