Mucho puede escribirse sobre la menstruación: cómo surge, cuáles son los factores que lo provocan, etc. Pero poco se ha hablado sobre cómo a lo largo de la historia de la humanidad se ha observado y explicado.
Si bien se trata de un proceso cíclico y fisiológico propio del cuerpo humano femenino, antes del siglo XIX en la Europa occidental, no se le relacionaba con la ovulación.
Antes de la ciencia
En antigua Grecia se pensaba que la sangre en las mujeres se acumulaba en todo el cuerpo porque estas tenían una carne naturalmente más suave y esponjosa que los hombres. Según pensaban, desde la pubertad hasta la menopausia, esta sangre tenía que salir con regularidad todos los meses, de lo contrario se acumularía y causaría enfermedades.
En la Roma clásica, se creía que durante el periodo menstrual la mujer podía estropear los cultivos, hacer abortar a los animales e incluso convertir el vino en vinagre. En Europa occidental, se pensaba que las mujeres necesitaban sangrar para enfriar su naturaleza emocional e histérica.
A pesar de lo mencionado, existe muy poca documentación sobre el período menstrual en la historia antigua, probablemente por hecho de que la mayoría de los escribas eran hombres que optaron por estigmatizar el periodo.
No obstante, en la actualidad se ha llegado a explicaciones científicas sobre cómo este proceso funciona, lo que implica para el cuerpo femenino, y formas de aprovecharlo.
Usos de la sangre menstrual en terapias contemporaneas
A ver cómo, ¿aprovechado? ¡Pues sí! Estudios recientes han utilizado la sangre menstrual para múltiples propósitos.
Como fuente de células mesenquimales
Actualmente, las células madre parecen ser una promesa de reparación y regeneración de tejidos perdidos o dañados, ya que este tipo celular posee dos características distintivas: autorrenovación y diferenciación; además de clasificarse en dos grupos según su origen: células madre embrionarias y células madre mesenquimales.
Las primeras son capaces de diferenciarse en prácticamente todos los tipos de linajes de células adultas, mientras que las segundas son un subconjunto de células madre adultas no hematopoyéticas que pueden diferenciarse en linajes de células mesenquimales (incluido el osteocito, adipocito y condrocito) y se pueden extraer de varios tejidos adultos, como médula ósea, sangre periférica, tejido adiposo, cordón umbilical, placenta y, según recientes hallazgos, el fluido menstrual (Con una extracción no invasiva y libre de cuestionamientos éticos, claro).
Para el desarrollo de terapias
En las últimas décadas las células mesenquimales se han utilizado para el desarrollo de diferentes tipos de terapias. Esto porque pueden ejercer un efecto inmunomodulatorio, lo que significa que pueden controlar la respuesta de una célula inmune, determinando que esta se apague o se prenda. La mentruación, al ser una rica fuente de estas células, se convierte en una herramienta para tratar enfermedades como fibrosis de hígado, diabetes, accidentes cerebrovasculares isquémicos, infartos al miocardio, endometriosis ¡y muchas más! gracias a que poseen buenas propiedades inmunosupresoras.
Estas terapias se llevarían a cabo al inyectar por vía intravenosa grandes cantidades de células, las que migran a los sitios inflamados o lesionados, generando un efecto inhibidor y regenerativo sobre la inflamación.
Como mensajera
Otro provecho que se le ha sacado a la sangre menstrual es la extracción de exosomas, que son pequeñas burbujas denominadas vesículas extracelulares de 40-100 nm de diámetro, que contienen diferentes componentes, dentro de los que se encuentran los miRNA, pequeñas secuencias-mensaje que inducen la degradación de transcritos RNA.
Estudios recientes han determinado que exosomas encontrados en la sangre menstrual, podrían ayudar a resolver problemáticas como, por ejemplo, el crecimiento tumoral , ya que evitaría el desarrollo de vasos sanguíneos, es decir, la inhibición de la angiogénesis.
También se ha evidenciado que pueden aliviar los efectos de una falla hepática, dado que ayudan a la cicatrización de heridas. Lo que posiciona a estas pequeñas estructuras como una prometedora terapia.
A lo largo de la historia se ha logrado entender uno de los fenómenos más normales de la condición humana, desde un concepto místico, un tabú y una representación cultural de la feminidad, hasta nuestros días, que la hemos logrado aprovechar para el beneficio de la biomedicina. ¡Quizás qué otros mensajes secretos esconde la sangre menstrual!, solo el tiempo dirá.