Entendiendo a los gatos: ¿cómo se relacionan con nosotros?

El perro es considerado el animal de compañía por excelencia por su carácter sociable, amistoso y guardián, motivando una gran cantidad de estudios su relación con el ser humano. Sin embargo, los gatos han sido un animal de compañía muy popular en los últimos años, ya sea por memes o por ser conocidos por su independencia y poca sociabilización. A pesar de esta idea, los estudios de la relación humano-felino describen de una manera diferente pero efectiva su comunicación y desarrollo en ambientes sociables.

Domesticación y desarrollo de habilidades cognitivas

Desde principios del siglo XXI, se ha investigado cómo la domesticación de algunos animales como caballos, perros o cerdos ha favorecido el desarrollo de habilidades cognitivas que permiten una mejor adaptación y comunicación con humanos.

Los animales domésticos, quienes pasan años conviviendo diariamente con sus dueños generando relaciones estrechas, han logrado adaptarse a nosotros y a nuestro comportamiento, desarrollando habilidades como el reconocimiento de espacios, objetos, caras y expresiones que antes pensábamos que no ocurrían.

Sin embargo, los gatos desde siempre se les ha considerado de pocas capacidades cognitivas sociales y con una naturaleza solitaria, ¿De dónde viene esto?

Domesticación de los gatos

La adaptación de los gatos salvajes para convivir con los humanos fue diferente al resto de los animales. Estos felinos han sido nuestros compañeros desde el Neolítico (¡hace ya 10 mil años!) cerca del Mediterráneo, donde el gato de Nubia (Felis silvestris lybica), encontró una fuente de alimento en los roedores atraídos por la comida almacenada en los primeros asentamientos humanos.

Esta asociación derivó en la expansión territorial de esta especie junto a las migraciones humanas durante la Edad de Piedra, poblando Europa, Irán, Egipto y hasta puertos vikingos en el Mar Báltico. Desde ese momento, el humano y el gato comenzaron una convivencia basada en soportarse por los beneficios mutuos.

A diferencia de los gatos, los perros fueron domesticados desde la época de las sociedades cazadoras-recolectoras, en que se fueron escogiendo y reproduciendo los individuos más dóciles que pudieran, no sólo servir de mera compañía, sino que para proteger a los clanes de la amenaza de otras especies. Esta selección generó que los caninos fueran cada vez más sociables y obedientes, entre otros rasgos que fuesen de interés para manipular su descendencia.

En el caso de los animales utilizados para alimentación o transporte, también fueron fuertemente manipulados, por lo que las poblaciones salvajes fueron diezmadas en búsqueda de individuos que entregaran mayores beneficios a la comunidad.

A diferencia de ellos, la domesticación felina se desarrolló principalmente por selección natural, ya que inicialmente el humano toleraba su presencia para encargarse de cazar ratas o culebras, separándose así de sus familiares silvestres poco a poco.

Pero ¿esta corta historia de domesticación indica que el gato tiene una baja sociabilidad? Los estudios demuestran todo lo contrario.

¿Cómo se estudia este fenómeno?

Las investigaciones para estudiar el comportamiento de los gatos se centran en dos categorías: interacción gato-gato e interacción gato-humano.

Los estudios entre gatos se realizan libremente en el campo. Al observar comunidades donde los alimentos abundan, parecen tener la capacidad de cambiar flexiblemente sus estructuras sociales: los machos tienden a la formación de poblaciones centrales y grupos, y las hembras crían cooperativamente, participando como comadronas en el parto de otra gata, amamantando la descendencia de las demás y compartiendo la crianza.

Esto no sucede sólo en felinos pequeños. Recientemente se han registrado imágenes de pumas (Puma concolor) en las Torres del Paine, donde se observa a machos, hembras y crías compartiendo una presa y tiempo de dispersión entre ellos.

Otros estudios recientes demuestran que los gatos son capaces de asociar la imagen de sus convivientes felinos por su nombre, a través del sonido de su dueño nombrándolos y por las fotos de sus compañeros.

Los estudios gato-humano han tenido una complejidad distinta debido a su naturaleza independiente. En el último tiempo, gran parte de las investigaciones se han centrado en describir cómo es la relación de afinidad existente, obteniendo resultados interesantes.

En primer lugar, para que estos puedan construir y establecer relaciones con nosotros, es necesario un “período de sociabilización” entre su segunda y séptima semana de edad. Esto no quiere decir que si sociabilizan con personas después de las siete semanas serán incapaces de establecer relación, pero sí sus habilidades de interacción serán menores en comparación a sus símiles que conviven con humanos desde crías.

En 2001, se observó la importancia de la relación con sus dueños al examinar sus cambios de estado de ánimo y la reacción de los gatos frente a esto, mediante el estudio de su acercamiento y vocalizaciones realizadas.

Los resultados demostraron que los gatos muestran un mayor comportamiento interactivo frente a ciertos conjuntos de estados de ánimo mostrados por los dueños, aunque no fue posible identificar la relación del estado anímico con el comportamiento del felino.

Un estudio reciente (2022) demostró que los gatos tienen la capacidad de relacionar rostros con los nombres de sus respectivos dueños y con quienes interactúa cercanamente, así como también reconocen las voces de sus dueños, distinguiéndolas entre las demás.

Desarrollo actual de investigaciones

En el último tiempo, las investigaciones cognitivas y de sociabilización asociada en gatos han ido en aumento. Hay estudios que demuestran que los gatos tienen reacciones distintas respecto a humanos desconocidos y aquellos que les son familiares, por lo que las investigaciones se han centrado en la relación gato-propietario.

Indudablemente, es un campo que seguirá creciendo con el tiempo, ya que en los últimos años se han obtenido avances bastante interesantes y significativos con respecto a esta interacción, lo cual hace crecer el interés por entender aún más a nuestros queridos y fascinantes gatunos.