El cáncer de mama es un tumor maligno que se origina en la glándula mamaria y tiene la capacidad de invadir la zona y alrededor de ella. Además, alcanza órganos alejados, terminando por implantarse en ellos.
En la actualidad, este es el tipo de cáncer con más prevalencia en la población mundial.
Afecta principalmente a las mujeres después de la pubertad, aumentando su incidencia en la vida adulta. Sólo el año pasado se diagnosticó a 2.3 millones de mujeres y fallecieron 685.000 alrededor del mundo. Si bien la mortalidad se ha reducido en un 40% en los últimos 30 años, las cifras son alarmantes, ya que esta enfermedad continúa siendo la principal causa de muerte para el sexo femenino.
Ante esto las políticas salubres y otras entidades, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), tienen como objetivo reducir en al menos un 2.5% la mortalidad en el mundo a través de programas de educación de salud, promoción de un diagnóstico oportuno y el tratamiento como también la gestión integral del cáncer de mama. Con estos tres pilares se espera evitar 2.5 millones de muertes entre el 2020 y 2040.
Existen muchos factores que promueven la aparición del cáncer. Entre estos destacan la edad, obesidad o sobrepeso, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, predisposición genética y epigenética.
Durante los últimos años se han desarrollado nuevas estrategias para emplear tratamientos contra el cáncer de mama relacionados con la epigenética. Esto significa que van dirigidos a regular las alteraciones implicadas en la génesis del cáncer que afectan en particular a los distintos mecanismos epigenéticos esenciales, como la metilación del ADN, acetilación de histonas o hipermetilación.
Más detalladamente, la epigenética es el estudio de los mecanismos que regulan la expresión de los genes.
Estos mecanismos pueden cambiar a lo largo del tiempo, activando o inactivando genes sin necesariamente cambiar la composición genética de nuestro ADN. Como la naturaleza de la epigenética es dinámica y reversible, juega un rol vital en el desarrollo temprano del cáncer y algunos tratamientos se enfocan en estudiar las ventajas de estos eventos (Imagen 1).
Como mencionamos anteriormente, la naturaleza reversible de la epigenética la posiciona como opción para los tratamientos contra cánceres refractarios, es decir, cánceres que no responden a un tratamiento médico.
En ese sentido, varias moléculas inhibidoras, que actúan como reguladores de la cromatina, están siendo estudiadas en etapas avanzadas de ensayos clínicos. El departamento de alimentos y medicamentos de Estados Unidos ha aprobado la administración de varias de estas moléculas como por ejemplo, el Vorinostat, un inhibidor de la histona deacetilasa (HDAC) que es utilizado para eliminar o detener el crecimiento de las células cancerígenas.
Además, investigadores han determinado que existen factores epigenéticos comunes que inducen cambios para reprogramar las células tumorales y bloquear su efecto cancerígeno, donde a su vez se han descrito diferentes biomarcadores que son utilizados en el diagnóstico del cáncer de páncreas, entre otros. Algunos de estos marcadores utilizados son de metilación (adición de un grupo metilo a una molécula): p16, hMLH1 y hMLH2, ciclina D2.
En este tipo de cáncer existen subtipos de tumores considerados difíciles de curar y no responden a agentes terapéuticos estándar.
Hasta ahora, varios estudios clínicos han investigado la eficacia de algunas moléculas inhibidoras de procesos epigenéticos, como los inhibidores de la DNA metiltransferasa y de la desacetilación de histonas, los que han demostrado la reactivación de genes supresores de tumores que pueden bloquear la proliferación de células cancerígenas al utilizarlos.
A partir de esto, se han diseñado fármacos de primera y segunda generación denominados epi-fármacos, los que se han utilizado solos y en combinación con agentes citotóxicos, radioterapia, inmunoterapia, entre otros.
A pesar de estos interesantes hallazgos, existe la necesidad de identificar nuevos mecanismos que garanticen una estabilidad prolongada de los epi-fármacos, una mayor eficacia y disminución de los efectos secundarios.
De acuerdo con lo anterior, desde hace un tiempo se están desarrollando formulaciones basadas en la nanotecnología (liposomas, nanogeles, micelas poliméricas, entre otras), con la finalidad de mejorar la estabilidad, solubilidad y especificidad de los epi-fármacos.
Datos de los ensayos preclínicos y clínicos relacionados al uso de epi-fármacos envueltos en liposomas contra cáncer de mama grado 3, demostraron una reducción de la toxicidad del sistema y una mayor eficacia en comparación con el fármaco libre.
No obstante, el estudio de estas formulaciones basadas en nanoliposomas deben seguir estudiándose y ser probadas rigurosamente en todas las fases de desarrollo del cáncer para prevenir efectos adversos para la salud.
La generación de nuevos epi-fármacos contribuirá en el avance de la terapia dirigida y personalizada contra el cáncer de mama y otros tipos de cáncer, siendo este un tratamiento prometedor e innovador.
Imagen 1. Regulación Epigenética en cáncer. Las alteraciones Epigenética en el cáncer regulan diversas respuestas celulares, incluyendo la proliferación, apoptosis, invasión y senescencia. Esto se regula a través de la metilación del ADN, la modificación de histonas, la remodelación de la cromatina y la regulación de ARN no codificante evidenciando que la Epigenética juega un rol importante en la génesis de un tumor cancerígeno.